4 I. LEYES PARLAMENTARIAS Hay quienes piensan que las reglas parlamentarias son originadas en el paganismo y que sólo los políticos las deben usar. Es tal cosa cierta? Los que trabajamos unidos por los lazos cristianos, y muy particularmente ministeriales, no debemos desconocer, aunque sea en lo más elemental, las reglas parlamentarias. Tengo mis respectos para ellas por su vital importancia. Así como necesitamos del conocimiento de la homilética para predicar mejores sermones y la pedagogía para exponer mejores lecciones, también debemos saber y aplicar las reglas parlamentarías para conducir más justamente un debate. Ellas nos servirán para alcanzar el respecto de los demás y saber cuándo corregir nuestra actitud si es que en alguna ocasión violamos el derecho, de los demás - y aun el nuestro! Resultaría dramático que un hombre que desconoce las normas de tránsito entrara a una ciudad manejando un automóvil. Aun más sería si se le concediera la Jefatura de Tránsito a una persona que ignorara todos los procedimientos. Piense el caos, las consecuencias...! Sin embargo, muchas personas que ignoran lo más elemental de las reglas parlamentarias tratan de hacer uso de la palabra o dirigir una asamblea. A estos los termina sorprendiendo cualquier miembro de la asamblea marcándole un Alto! con la moción de orden. Se suele invocar tal moción sin tener razón, o se apela a las mociones de privilegio o mociones previas sin que en realidad le asista tal derecho o sea correcto el uso de tales recursos. Se ha encontrado en tales situaciones? Hay quienes piensan que las reglas parlamentarias son originadas en el paganismo y que sólo los políticos las deben usar. Sobre este concepto erróneo quiero decir dos cosas: Primero, nacieron en la protestante Inglaterra. Segundo, si estos hombres que suponemos políticos nos han dado un 4
5 reglamento para regir una asamblea, nos demuestra el valor e importancia del mismo ya que ellos lo usan para hacer las cosas correctamente. Someterse a las reglas parlamentarias es hacer las cosas en orden. Dije antes que las reglas parlamentarias pueden ser paralelas a la homilética o la pedagogía, sabiendo de antemano que dichos términos no se encuentran en la Biblia. No obstante, las Escrituras contienen ejemplos muy marcados de las mismas. Aunque la Biblia no es prontuario o manual de reglas parlamentarias, si menciona el uso de reglas en forma clara y precisa. Vemos tres ejemplos contenidos en el libro de los Hechos donde se establece el uso de reglas para llevar a cabo una reunión. II. LA IGLESIA EN JERUSALEN En Hechos6.1-7 se nos cuenta que los apóstoles convocaron a la multitud. Note las palabras "convocaron" y "multitud". Nosotros cometemos el error de "invitar" para sesiones de negocios porque el uso de la palabra "convocar" sabe a política. Los apóstoles convocaron. Luego hallamos que era un grupo de gente descrito como multitud, lo que revela que era una iglesia congregacional en sus negocios. En el versículo 5 hay dos palabras clásicas del parlamentarismo: Propuesta y eligieron -propuesta o presentación de resoluciones, y elección de votar o decidir. Una democracia en acción: proponer, elegir. III. LA IGLESIA EN ANTIOQUIA Hechos 15:2 nos pone las siguientes palabras: discusión y contienda. No fue un simple intercambio de ideas, sino un debate abierto y claro. Al final, se manifiesta la decisión de la asamblea: se dispuso que Pablo y Bernabé... En otras palabras, la decisión final fue respetada. 5
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7 1) Que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios. 2) Que se escriba en una carta con tal resolución, diciendo que se aparten de la contaminación de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. La culminación de este proceso fue: Entonces pareció bien a los apóstoles y ancianos con toda la iglesia elegir entre ellos.... Como dato final para quienes se resisten a creer en reglamentos, constituciones o minutas escritas-, deben saber que la Biblia dice que "ellos escribieron". Estaban seguros de que, aunque sus debates eran fuertes, el Espíritu Santo los dirigía y, entre ambos, hacían los acuerdos e informaban. Ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros. Sus decisiones eran multilaterales: Primero, el Espíritu Santo, segunda la participación apostólica, y tercero, la iglesia en general. La iglesia del Siglo Primero, debatió con énfasis sobre su credo y disciplina. Las decisiones no eran de un papa ni de un reducido número selecto. Eran por asamblea plenaria. Con el correr de los siglos la iglesia se empalizó; se entronizó un papa, y fue entonces cuando los errores gruesos comenzaron a infiltrarse poniendo en manos de una sola persona las decisiones llamadas infalibles, olvidando que en la multitud de los consejeros, hay seguridad (Pr ). Nada mejor de que una iglesia, ya sea a escala local, distrital o nacional, sepa imprimir el sello de su voluntad a todo. H.F. Kerfoot dice: Se llama reglas parlamentarias al sistema de normas por las cuales una asamblea deliberativa se gobierna. Otro erudito en la materia comenta: Las reglas parlamentarias son la defensa de los miembros de una asamblea deliberativa. 7
8 Aunque esto de reglas parlamentarias es competencia original de los diplomados en leyes, nosotros que nos movemos como colectividad en la que participamos oyendo opinar y opinando, tenemos la imperiosa necesidad de estudiar, de hablar, y hasta de escribir sobre esta delicada y respetuosa materia. Un último consejo. Consígase un ejemplar de reglas parlamentarias. En cualquier librería secular y en muchas cristianas podrá obtener uno a un costo razonable. V. ARTÍCULO 1 LA LEY MORAL 1950 La ley moral es obra de la Sabiduría divina. Se la puede definir, en el sentido bíblico, como una instrucción paternal, una pedagogía de Dios. Prescribe al hombre los caminos, las reglas de conducta que llevan a la bienaventuranza prometida; proscribe los caminos del mal que apartan de Dios y de su amor. Es a la vez firme en sus preceptos y amable en sus promesas La ley es una regla de conducta proclamada por la autoridad competente para el bien común. La ley moral supone el orden racional establecido entre las criaturas, para su bien y con miras a su fin, por el poder, la sabiduría y la bondad del Creador. Toda ley tiene en la ley eterna su verdad primera y última. La ley es declarada y establecida por la razón como una participación en la providencia del Dios vivo, Creador y Redentor de todos. "Esta ordenación de la razón es lo que se llama la ley": El hombre es el único entre todos los seres animados que puede gloriarse de haber sido digno de recibir de Dios una ley: Animal dotado de razón, capaz de comprender y de discernir, regular su conducta disponiendo de su libertad y de su razón, en la sumisión al que le ha entregado todo. 8 2ff7e9595c
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